El origen de esta novela está en el empeño que César y yo teníamos en rodar un cortometraje. Dado nuestro talento y recursos, debía de ser algo corto y sin efectos especiales, por lo que se me ocurrió que una partida de cartas era perfecto.

Después, cuando quedó claro que un corto rodado por nosotros sería la mejor manera de perder lectores, decidí aprovechar la historia para una novela corta, porque me había gustado el resultado. Sin limitaciones de efectos especiales, pude añadir alguno de mis personajes y varias escenas.

Aquí tengo que agradecer la intervención de Nieves, por hacernos ver lo poco que César y yo usamos la materia gris de vez en cuando, y por dar con el detalle que me faltaba para el final de la novela. Un detalle esencial sin el que la historia sería completamente diferente.

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